Ya soy Tik tokera… / Por María Luisa Prado

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De inicio me resistía. Pensaba que era una pérdida de tiempo. De hecho, criticaba con cierta frecuencia a las personas que aparecían en esta red social, que, por cierto, apareció por primera vez en agosto de 2018. Yo era una jueza implacable del Tik Tok.

No le veía ningún chiste. Me parecía increíble que la gente tuviera ánimo de ventilar sus historias ante el mundo con la idea de hacerse famosa y de paso, si fuera posible ganar dinero.

Veía por ejemplo que, en mi oficina, los más chavos utilizaban y utilizan su tiempo libre para estarse carcajeando de las una y mil peripecias que realizan los famosos creadores de contenido.

Un par de ellos hacen vídeos y los publican con cierta frecuencia. Tienen muchísimos seguidores y más de cinco de sus trabajos han tenido miles de visualizaciones y bastantes corazones de me gusta.

No han ganado dinero, pero veo que de todos lados quieren hacer contenido de cualquier tontería para viralizarse. No creo que estén considerando hacerse millonarios con sus trabajos, pero los veo muy comprometidos en sus proyectos de diversión.

Metiche, como suelo ser, me atreví a preguntarle a uno de ellos el mecanismo para entender a fondo el chiste de esta red social. Hábil y como buen millennial me enseñó trucos, formas, y miles de cosas para comprender en cierta medida el funcionamiento de Tik Tok.

Me abrió una cuenta para que fuera adentrándome a ese mundo de historias e histerias para que entendiera aún más. Obviamente que yo no quería dar mi brazo a torcer, me resistía y me negaba a entrar a mi teléfono para ver lo que acontecía en el universo del Tik Tok.

Fue tanta su insistencia que un día cedí. No entiendo cómo, pero después de hacer un recorrido por el amplío contenido, mi mente se embarcó con todo lo que vio. Después de ese momento, mi visión cambió y de pronto me vi envuelta en la misma dinámica de mis compañeros.

Pasado algún tiempo y entendiendo cada vez más lo que es esa red social, me pregunte si podría hacer contendido y me puse a reflexionar sobre lo que pudiera resultar atractivo para el público en tan solo un minuto.

Por supuesto que ya no estoy para ponerme a bailar enfrente de una cámara haciendo mímica sobre una canción antigua o bien mostrando mi cuerpo en bikini con gestos cadenciosos y pegajosos. Creo que eso no va conmigo.

Respeto a muchas chavas que lo hacen y admiro su valentía de mostrarse así. Tienen una muy buena autoestima y no temen al ridículo. Felicidades para ellas.

Bajo estas circunstancias, decidí empezar a contar mis propias historias. De inicio pensé en platicar sobre mis viajes, mi familia, mi departamento o de mis gustos musicales. Se me complicaba definirme.  

Ya tengo un mes y medio publicando las canciones de mi vida y me ha ido bastante bien a pesar de que hay miles de creadores de contenido en mí misma ruta.

Y lo que son las cosas, ahora checo todos los días cuántos amigos se suman a mi cuenta, cuántas visualizaciones llevo y cuántos me gusta sumó la canción que publiqué determinado día. Me convino ser metiche ja ja ja.

No puedo decirles que mi vida cambió, pero si me ha dejado nuevas sensaciones esto de ser creadora de contendido. Imagínense ustedes qué lindo es para mi que alguno de mis temas publicados conmueva a más de un seguidor.

Es la magia de la comunicación en vivo y a todo color. La verdad es muy padre. Siento que ya no estoy sola en ningún momento. Me he incorporado con éxito a esta famosa red social, a pesar de las miles de resistencias que había en mi cabeza y en mis ideas.

Bueno así terminó el día con este relato. Sé que esto es un pasatiempo y que tarde o temprano llegará otro fenómeno que nos llevará a buscarlo, entenderlo y ejecutarlo. Por lo pronto a mis cuarenta y tantos puedo decirles con orgullo que Ya Soy Tik Tokera.