Este año tardaron un poco más en comenzar las precipitaciones y se han presentado, particularmente, en el lado sur de la capital del país, indica David K. Adams, investigador del ICAyCC
Si usted vive en el Valle de México y tiene la impresión de que ha llovido de manera más frecuente y con intensidad en dicha zona del país durante el mes de septiembre, no se equivoca, refiere un artículo publicado en la Gaceta de la UNAM.
Por ejemplo, agrega el artículo, el primer día del dicho mes la Comisión Nacional del Agua (Conagua) anunció que “un canal de baja presión sobre el norte y centro de la República mexicana, y el ingreso de aire húmedo de ambos litorales, en combinación con inestabilidad en niveles medios y altos de la atmósfera, propiciarán lluvias intensas en Guerrero y Zacatecas; muy fuertes en Aguascalientes, Ciudad de México (CdMx), Colima, Estado de México, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Puebla, San Luis Potosí, Tamaulipas y Tlaxcala, y fuertes en Guanajuato, Hidalgo y Querétaro”.
Desde entonces se han ido sumando los anuncios diarios relacionados con fuertes precipitaciones (incluyendo los días 7, 9, 13 y 14 de septiembre, cuando se pronosticaron aguaceros “torrenciales”, en los que se registra la caída de 150 a 250 mm de agua a lo largo de 24 horas).
¿Temporada atípica?
A decir de David K. Adams, investigador del Departamento de Ciencias Atmosféricas del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC), para definir si una temporada de lluvias es atípica, se necesita comparar muchas décadas de datos con el presente.
“En general, y esto no solamente se trata de la lluvia (también de vientos y temperatura, entre otros factores), se forma lo que llamamos una climatología que, por lo regular, considera muchas décadas de datos, puesto que así podemos comparar. El clima cambia con el tiempo y hay mucha variabilidad; lo llamamos interanual: cada año es un poquito diferente del anterior”, explicó.
“Entonces, añadió, contamos con muchas décadas de datos; con ellos podemos comparar lo que está pasando en 2024 con 70 años de información y decir que ‘esto en verdad es diferente’. Si nada más tenemos tres años es muy difícil decir: ‘no, éste es muy distinto’, porque realmente no existe un promedio confiable”.
En relación con la presente temporada de lluvias, el especialista universitario aventuró que “sí es distinta”, pero es indispensable esperar al final para recopilar toda la información necesaria y poder definirla con seguridad de esa manera.
En el sur de la ciudad ha llovido casi todos los días
De momento, agregó, “este año en particular tardó un poco más para comenzar a llover con más frecuencia. Pero cuando empezó, lo interesante o diferente es la continuidad, particularmente del lado sur de Ciudad de México. Específicamente en esta región ha llovido casi todos los días”.
El doctor en Ciencias Atmosféricas por la Universidad de Arizona recalcó que ocurre “un día tras otro, tras otro. Está lloviendo por la tarde y esto sí es un poco diferente. Generalmente llueve dos semanas, 10 días, y luego se detiene unos días y comienza de nuevo. Esto será lo normal de la climatología de precipitación aquí. En este sentido, sí, este año es un tanto distinto”.
También apuntó que, a pesar del inicio tardío de la temporada, es posible que, con la intensidad de las precipitaciones recientes, el promedio total de la cantidad de lluvia sea similar al de otros años. “Un evento muy fuerte en un día puede ser la misma cantidad que 15 muy débiles”.
¿Seguirán las precipitaciones?
Actualmente, según David K. Adams, el país está pasando por “lo que se llama condiciones de El Niño, La Niña neutrales. Había un Niño y ya vamos en la dirección de La Niña, la cual puede afectar regionalmente o hasta en todo el país, donde llueve con más frecuencia y más intensidad”.
Lo que vemos ahora con los datos, prosiguió, es que “la temperatura del Golfo de México y cerca del Caribe es un poco más alta de la que suele haber en esta época de finales de agosto, comienzos de septiembre.
En general, cuando se encuentra por arriba, el agua está más caliente. Esto puede incrementar el vapor de agua de la atmósfera, lo que, al mismo tiempo, aumenta la cantidad de precipitación. La dirección e intensidad de los vientos se han mantenido casi iguales todos los días. Seguimos con el transporte del vapor de agua en la dirección que viene del Golfo de México y del Caribe”.
Para Adams “eso es lo que básicamente está impactando” hoy en día al Valle de México. “Cuando se presenta El Niño suele haber lluvias más fuertes en las partes noroeste y norte de México y un poquito menos en la central. En La Niña es común que haya –jamás es 100 %– un poco más en la región central sur. Hablando de climatología o generalidades, la configuración de la circulación atmosférica ayuda a que haya este tipo de lluvias todos los días”, añadió.
“Por lo que veo, parece que en las próximas semanas seguirán las lluvias. Tal vez no tan intensamente o no con tanta frecuencia, pueden cambiar un poco, pero parece que sí continuará más o menos el mismo patrón. Siempre resulta difícil decir: ‘aquí va a llover mañana’”, finalizó.
Entre 11 o 12 serían tormentas tropicales
Las alertas de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de la CdMx cuentan una historia similar en las últimas semanas. El organismo ha emitido cinco alertas amarillas (la clasificación más baja en su Semáforo de Alerta), dos naranjas y dos púrpuras (considerada la más alta) desde el primero de septiembre; incluyendo los días 13 y 16, cuyas alertas iniciaron en amarillo y fueron actualizadas a lo largo del día hasta alcanzar el color púrpura.
Al inicio de la temporada de lluvias y ciclones (que arranca el 15 de mayo en el Pacífico y el 1 de junio en el Atlántico, y se extiende tradicionalmente hasta finales de octubre), el Servicio Meteorológico Nacional informó que “en el océano Pacífico se pronostica el desarrollo de 15 a 18 sistemas con la dimensión necesaria para que se le asigne un nombre. De estos, ocho o nueve serían tormentas tropicales; cuatro o cinco, huracanes categorías 1 o 2 en la escala Saffir-Simpson y tres o cuatro huracanes nivel 3, 4 o 5”.
En tanto, “en el Atlántico se prevén de 20 a 23 fenómenos, de los cuales 11 o 12 serían tormentas tropicales; cinco o seis sistemas llegarían a huracanes nivel 1 o 2 y las categorías de 3 a 5 podrían ser alcanzadas por cuatro o cinco sistemas”. El organismo enfatizó que esperaba “que las lluvias que ocurran en esta temporada estarán dentro de lo habitual”.
Semáforo de alerta
La Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de Ciudad de México utiliza un Semáforo de Alerta por lluvias (https://www.proteccioncivil.cdmx.gob.mx/redalertatemprana) para clasificar los posibles peligros ocasionados por precipitación a los que se encuentran expuestos los habitantes de la capital del país. Se divide en cinco colores, siendo verde el nivel más bajo y púrpura el más alto.
Cuando el semáforo se encuentra en verde, significa que están presentes las condiciones meteorológicas promedio de dicha zona del país. El siguiente nivel, amarillo, se caracteriza por la “presencia de hidrometeoros ligeros que ocasionan daños si se asocian a otras circunstancias”, en promedio caen de 15 a 29 mm de agua cada 24 horas, el viento alcanza una velocidad entre 50 y 59 km/h y el granizo, si es que se presenta, es pequeño.
El naranja se relaciona con “fenómenos meteorológicos cuya intensidad puede producir daños en estructuras frágiles”; en este escalón el promedio de lluvia oscila entre 30 y 49 mm por cada 24 horas, el viento llega a los 60-69 km/h y el granizo es mediano.
Si el semáforo avanza al rojo, esto significa que se presenta un “fenómeno meteorológico cuya intensidad provoca daños”, debido a que se precipitan entre 50 y 77 mm cada 24 horas, la velocidad del viento asciende a los 70-79 km/h y el tamaño del granizo es grande.
Por último, la alerta morada anuncia que nos encontramos ante “fenómenos meteorológicos de una intensidad pocas veces registrada, la cual ocasiona daños graves”. En este nivel, la tormenta supera los 70 mm de agua cada 24 horas, el viento corre por encima de los 80 km/h y el granizo es muy grande. Asimismo, puede estar acompañado de temperaturas por debajo de los -3 °C y nevadas abundantes.